lunes, octubre 06, 2008

AL PIÉ DE LA LETRA

Elking Araujo
PREMIO Aurelio Espinosa Pólit, 2008


En medio de la constelación de luminarias que han obtenido el “Aurelio Espinosa Pólit” inscribe su nombre Elking Araujo. Desconocido en medio de la farándula literaria, conspirador a sueldo en contra de la Endémica Academia de la Lengua, con un libro más fresco que la Constitución elaborada entre expertos españoles y los insobornables e inclaudicables ex revolú de las décadas de los 70 y 80; con un humor que recrea la capacidad de cuestionar y de reír, de poner en duda hasta la seriedad de los académicos que estudian a esos seres extraños atrapados entre las dos tapas de un diccionario.

Un giro completo a la seriedad de nuestras letras, a la tragedia y a la manera de abordar el relato, una apuesta por la cotidianidad y la ironía, por el absurdo convertido en patrón de vida.

OXÍMORON
Inteligencia militar


Como para recordarnos que vivimos un momento especial de constitución y deconstitución, pues es sobre la base de las palabras que se asienta esta revolución ciudadana donde, obviamente, son los ciudadanos y ciudadanas más ilustrados e ilustradas los y las que hicieron la revolución o la están haciendo. La patria ya es de todos, dicen pero uno no sabe dónde mismo queda la patria y quienes son todos y todas (me imagino). Si solo lográramos configurar en el imaginario de los funcionarios de gobierno que la patria puede limitar con la exclusividad de los barrios amurallados y bien apertrechados o con las calles infectas y la inseguridad de los barrios marginados entonces podríamos revolucionar su burocrática insubordinación contra un orden de cosas que escapa a su comprensión de incentivos y a su política de subordinación a base de subsidios y propaganda. Pero eso es materia de otro análisis pero viene a cuento pues el Elking (oxímoron él mismo) está empeñado en cuestionar a esos libros más sagrados que las cuentas del notario Cabrera:

“Los diccionarios suelen estar precedidos de un prestigio y una credibilidad per se que ninguna otra obra disfruta. Los usuarios admiten la información del diccionario como verdad pocas veces rebatible. Sin embargo, ¿merecen los diccionarios contrastivos, y los diccionarios en general, esta aceptación sin objeciones? (...) pretendo demostrar la falta de veracidad de los diccionarios contrastivos ecuatorianos, debido principalmente a una equivocada aplicación del método de recolección de lexías.”

Es decir que se faja contra aquello que los ecuatorianos y ecuatorianas hemos tomado como una realidad inamovible e incontrastable: la lengua. Casi que nos vendieron la idea de que es imposible atentar contra las normas de la Academia so pena de pasar por incultos (para poner un ejemplo nada más: J. E. Adoum en su best seller Señas particulares hace una aclaración al explicar que pone Amazonía pero que él sí sabe que se debe decir Amazonia, como que los argentinos o uruguayos tuvieran que pedir a cada momento notas de pie de página para decir que ellos escriben como hablan pero que sí saben que se dice no jodas y que, no jodás está mal); pero en fin, que el Elking, luego de una experiencia en los antiguos talleres de la Casa de la Cultura, donde le dijeron más o menos que se dedicara a hacer otras cosas, recrea y renueva la narrativa con un estilo fresco y sugestivo:


EL TIEMPO QUE AMARILLA LAS HOJAS

Sabía que había llegado a la madurez gramatical porque tenía los verbos conjugados en amarillo, los adjetivos superlativos de dureza y los sustantivos antepuestos de perfume y primavera. Solo le faltaba descubrir en qué fruto rojo, azul o dorado se convertirían los puntos suspensivos que encontró al final.


dando cuenta de la diversidad de formas y temas con los que está trabajando la literatura ecuatoriana actual; desmitificando la seriedad postiza y el existencialismo a destiempo y a destajo.

Al pie de la letra, título de su libro es una reflexión sobre esas manidas y masticadas palabras cuyos significados, de tanto usarlos, se han perdido en los pliegues de la desmemoria. Y entonces cobran nuevos significados y adquieren más grandes resonancias,

NOMBRE DE PILA
En cuanto llegó a sus manos, lo abrió y lo revisó. Estaba ensalivado y deforme por las marcas de dientes. Tuvo que admitirlo: su nombre andaba de boca en boca.

Aquellos lugares comunes se vuelven sitios de reflexión para caer en cuenta que nos hemos olvidado de los giros sintácticos propios de los hablantes del Ecuador, que esa forma terrorista de escribir de los años 30 se convirtió en una fórmula para devenir cartel, para rellenar el currículum con la finalidad de ostentar los cargos burocráticos en la esfera de la cultura o para deambular por los alfombrados pasillos de la cancillería en dirección a los cargos a discreción de los gobernantes de turno.

Y entonces no hay las declaraciones líricas de merecido premio para algún ministro multipartidista con incalculable experticia en Educación, o las sorpresas porque desde la lejanía viene algún despistado exiliado a ganar un concursito en tierras ecuatorianas, o alguien más que únicamente le falta el podio en la categoría de teatro y poesía. En fin que el Elking descorre el velo sobre el juego metafórico de la palabra, ese juego siempre de representación y falsedad, de nombramiento y elusión, de nominación y evasión.

Fotografías: Elking Araujo, la primera tomada de su blog Catarnica; la segunda de una página web de un colegio del Opus Dei que mejor no digo su nombre y que tuvo la buena iniciativa de no renovarle el contrato para que se ponga a trabajar en los textos de Al pié de la letra